El tema de los celos es muy complejo, es por eso que en esta oportunidad solo voy a bosquejar algunas ideas generales sobre el asunto:
Desde el punto de vista psicoanalítico, los celos son una proyección de los deseos inconscientes de la persona celosa; es decir, quien cela a su pareja ve en el otro lo que él tiene deseos de hacer. Un ejemplo clásico lo encontramos en las personas que suelen ser muy coquetos y "ojo alegre", pero a su pareja le cuidan no sólo el que no voltee a ver a otras personas, sino quisieran esculcar hasta en los pensamientos del "ser amado". Aquí aplica muy bien el viejo adagio: "El león cree que todos son de su condición".
Por otro lado, el tener celos, implica que la "persona amada" ha perdido el estatus de persona y se ha convertido en una simple posesión, una propiedad, un objeto. En términos muy coloquiales, el ser amado es visto como parte de los muebles de la casa, a quien hay que proteger de los temidos "delincuentes", por lo tanto hay que ponerlo bajo llave. Esto pone en evidencia además, que la persona celosa tiene un pobre concepto del ser amado, ya que en el fondo considera que su pareja no tiene las agallas, ni la inteligencia para enfrentarse a los "delincuentes", en otros casos, el celoso piensa que su pareja es ingenuo o ingenua y que va a caer ante los artilugios de los "lobos o zorras" acechantes; o en el peor de los casos, el celoso tiene la seguridad de que su pareja está buscando cualquier oportunidad para tener "aventurillas".
Hay quienes afirman que los celos "no son tan malos", cuando no son excesivos, que de alguna u otra forma sirven para darle "sal y pimienta" a la relación de pareja, pero los celos siempre han sido patológicos, y pueden llegar a ser el signo de una enfermedad mental.
Por ejemplo, el trastorno obsesivo compulsivo es un trastorno de ansiedad caracterizado por "pensamientos intrusos, recurrentes, persistentes e incontrolables que producen inquietud, aprensión, temor o preocupación", cuando esas obsesiones tienen un contenido "celotípico", es decir, cuando esas obsesiones tienen qué ver con la idea recurrente e incontrolable de que nuestra pareja es infiel, solemos, no sólo tener dudas constantes sobre la lealtad de nuestro "ser amado", sino realizamos una serie de conductas (compulsiones) que estos pensamientos nos orillan a realizar, como: espiar, escudriñar, vigilar, acosar, entre otros.
Los casos más graves son los delirios celotípicos, un delirio es "una creencia firme" (generalmente se presenta en personas psicóticas o esquizofrénicas) que la persona tiene sobre algo, un ejemplo fácil de explicar, se encuentra en las personas con "delirios mesiánicos" quienes tienen la seguridad de que son seres divinos que vienen a salvar al mundo. Igualmente, quien tiene celos delirantes está tan seguro de que su pareja le es infiel, que no valen explicaciones, o demostraciones para convencerlo de lo contrario. Lo peor de todo es que, la pareja puede llegar a correr peligro de muerte, ya que haga lo que haga no va a poder modificar la perspectiva del celoso. En este caso, lo mejor es acudir a un psiquiatra.
Por último, los celos en cualquier escala, son una expresión emocional del miedo a la pérdida o a ser abandonados; esto significa que los celos no tienen nada qué ver con el amor, sino con baja autoestima, con inseguridad y poca confianza en sí mismo. Sin embargo, no te vallas con "la finta", no sólo el celoso necesita trabajar aspectos emocionales de sí mismo; también la persona que sigue con él o ella a pesar de que la celen o lo celen. Dicho de otra manera: "Tanto peca el que mata la vaca, como el que le agarra la pata". El celoso necesita ayuda psicológica; pero quien lo soporta, quien sigue ahí a pesar de todos sus desplantes, requerimientos, vigilancias... también tiene baja autoestima, también tiene miedo a la pérdida y a ser abandonado, también necesita crecer y madurar.
Espero tus opiniones al correo electrónico: fatimadiz13@hotmail.com.
Saludos!!!
Me gustó mucho su publicación porque me hizo reflexionar. En el amor patológico hay un sádico y un masoquista, en el cual depende ampliamente uno del otro, ambos caracterizados por tener bajo autoestima.
ResponderBorrarComo lo explica Erich Fromm en su libro “El arte de amar”
Saludos ¡!!
Atte. Rodo
Así es Rodo, en estos casos patológicos se combina el sadomasoquismo, lo interesante del asunto es que ambos en algún momento son sádicos y ambos en algún momento son masoquistas... se turnan los roles y se hacen sufrir mutuamente. Por supuesto, esto indica una valoración de sí mismo muy pobre e inmadura.
ResponderBorrarGracias por tu comentario!!!
MUY BUEN ARTICULO, LO COMPARTO, Y, RECOMIENDO PARA SU LECTURA Y REFLEXIÓN.
ResponderBorrarLas personas celosas no saben de relaciones sanas,
ResponderBorrarpero en relaciones toxicas son expertos,
y como quieren el control absoluto de su pareja (objeto),
los alcances de sus delirios van más allá de la pareja
afectando a familiares cercanos,
porque parte del plan de control absoluto
es desvincular a la víctima de su familia.
Una persona posesiva y celosa es devastadora.
Las personas celosas no saben de relaciones sanas,
ResponderBorrarpero en relaciones toxicas son expertos,
y como quieren el control absoluto de su pareja (objeto),
los alcances de sus delirios van más allá de la pareja
afectando a familiares cercanos,
porque parte del plan de control absoluto
es desvincular a la víctima de su familia.
Una persona posesiva y celosa es devastadora.
Las personas celosas no saben de relaciones sanas,
ResponderBorrarpero en relaciones toxicas son expertos,
y como quieren el control absoluto de su pareja (objeto),
los alcances de sus delirios van más allá de la pareja
afectando a familiares cercanos,
porque parte del plan de control absoluto
es desvincular a la víctima de su familia.
Una persona posesiva y celosa es devastadora.